De la Prudencia a la Rabia: «la ciudad más peligrosa para transitar y vivir»

comentario sobre el twit de Manuel Jiménez:

!LA CIUDAD MÁS PELIGROSA PARA TRANSITAR, ES LA MÁS PELIGROSA PARA VIVIR!
Cualquiera puede pensar que me he desinteresado de la ciudad donde vivo y la que amo; no es así, la prudencia me invitó a cierto silencio. Ya, sin embargo, el nivel de los daños nos pone a todos en peligro

El tuit del exalcalde Manuel Jiménez, que tilda a Santo Domingo Este como “la ciudad más peligrosa para transitar y vivir”, es un grito desgarrador que expone el colapso de una ciudad que él dejó con avances significativos. Tras solo un año de la gestión actual, Jiménez rompe su “silencio prudente” para denunciar un deterioro alarmante: una urbe que ostentaba el puesto 10 del SISMAP ahora, según él, se hunde en el 40, asfixiada por furgones malolientes que invaden aceras y calles, reductores de velocidad arbitrarios que provocan accidentes, y una autoritaria mal llamada Policía Municipal que actúa más como fuerza paramilitar que como servidora pública. Su mensaje, cargado de indignación, refleja su amor por una ciudad que se desmorona y lanza una alerta urgente a los munícipes atrapados en una crisis creciente.

En apenas 12 meses, Santo Domingo Este se ha sumido en un caos urbano sin precedentes. Los furgones de basura, instalados como un “proyecto piloto” por la administración actual, son un fracaso estrepitoso. Repartidos en arterias clave como San Vicente de Paúl, carretera Mella y Venezuela, estos contenedores desbordan desechos, despiden olores insoportables y obstruyen el paso. Videos en redes sociales muestran choques de vehículos que intentan esquivarlos, especialmente de noche, cuando la señalización es prácticamente inexistente. La ciudad, ahora inundándose más que nunca con calles convertidas en ríos ante la menor lluvia, ha retrocedido drásticamente en comparación con el período de Jiménez, revelando una ausencia total de mantenimiento y planificación que castiga a los residentes a diario.

Los reductores de velocidad arbitrarios agravan el desastre. Colocados sin autorización del INTRANT en zonas de alto tráfico como Alma Rosa o cerca de Megacentro, estos “policías acostados” carecen de estudios técnicos o señalización adecuada, provocando accidentes, daños a vehículos y congestión. Los conductores denuncian que su altura excesiva los hace casi invisibles hasta el último momento, transformando avenidas en zonas de peligro. Por si fuera poco, la mal llamada Policía Municipal, lejos de garantizar seguridad, opera con un autoritarismo desmedido, equivocando su rol y actuando como una fuerza paramilitar. Sus tácticas intimidatorias siembran miedo en lugar de orden, mientras la criminalidad se ha disparado en comparación con la gestión de Jiménez, dejando a los ciudadanos expuestos en una ciudad que se desliza hacia la anarquía.

El sistema de recolección de basura está en un descontrol absoluto, marcado por una opacidad que levanta sospechas. Los modernos camiones recolectores que Jiménez introdujo, un pilar de sus esfuerzos por limpiar la ciudad, han desaparecido de las calles. En su lugar, circulan camiones sin rotular, operados por compañías desconocidas o de dudosa reputación, cuya falta de identificación sugiere un intento deliberado de ocultar quién controla o se beneficia de este servicio esencial. Mientras tanto, la administración despilfarra fondos públicos en eventos insípidos que agotan recursos, un despropósito encubierto por una prensa servil, comprada con publicidad, y regidores cómplices que callan ante el desastre, traicionando a los munícipes que confiaron en ellos.

El tuit de Jiménez es un reflejo crudo de la rabia de los residentes de Santo Domingo Este, que ven su calidad de vida desmoronarse en una ciudad inundada, insegura y mal gestionada. Los furgones pestilentes, los reductores que causan accidentes, el autoritarismo de la Policía Municipal, el aumento de la criminalidad y el derroche en eventos vacíos son síntomas de un colapso innegable. Aunque no propone soluciones, Jiménez da voz a una comunidad asfixiada y enciende una alarma que resuena en cada calle anegada y cada contenedor desbordado. Santo Domingo Este, la ciudad que él soñó justa y creativa, está en peligro, y su mensaje es un llamado desesperado para que los responsables detengan esta debacle antes de que el daño sea irreparable.

creado por Multimedios LZO, La Agencia de Prensa.
6/5/2025

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